Algunos comentarios sobre inmigración, con los que coincido, de mi compa Residente Calle 13:
"El problema de inmigración lleva años, acá en los Estados Unidos. Hay que aprovechar para bregar, ahora que está la lupa, la mira encima de este problema".
"Creo que resolver el problema pudiese ser fácil, pero se complican la vida aquí en los Estados Unidos".
"Yo trato de irme por la lógica, creo que este problema se basa en el sistema en el que se vive, en el sistema de gobierno, que es un sistema de pirámide, en el que para tú estar cómodo otros tienen que estar incómodos, y así ha sufrido Latinoamérica por muchos años".
"¿Cuántas invasiones ha hecho Estados Unidos en Latinoamérica? Se han metido con fábricas, tiendas, McDonalds y de momento todo este desarrollo que tenemos se lo han robado de algún modo, tipo Guerra Fría. Se han robado ese desarrollo de Latinoamérica. Entonces se quejan luego de que estas personas de Latinoamérica, luego de que le han quitado eso, regresen a buscar lo que les han robado o regresen en busca de esa comodidad que te venden en comerciales, en el sueño americano".
Wednesday, November 28, 2007
Castigada
Para Elia...
Por mentir, Elia Magallanes fue castigada por el gobierno de Estados Unidos para no entrar al país durante 99 años.
"Ya llevo dos, nada más me faltan 97", dice resignada esta joven tijuanense que solía cruzar la frontera haciéndose pasar por ciudadana estadounidense.
"U.S. Citizen", les decía con un perfecto inglés a los agentes de inmigración cuando cruzaba por la garita de San Ysidro. Su piel blanca, ojos y cabello claros le daban más credibilidad a sus palabras ante los incautos "migras".
Pero después del fatídico 11 de septiembre de 2001 las cosas en la frontera cambiaron.
Elia continuó cruzando de aquella forma que para muchos residentes de Tijuana era muy común, sólo con decir: "llu es sítisen".
Hasta que un día la mala suerte le dio un pellizco y la atraparon cruzando la línea. En ese entonces Elia tenía 16 años y la deportaron, pero antes la "ficharon", la hicieron tocar el piano, es decir, le tomaron las huellas digitales.
El representante del consulado mexicano le dijo que no se preocupara, que como era menor de edad sus antecedentes quedarían borrados. Ella se lo creyó.
Cuatro años después de su infortunio, ya con un buen trabajo y la mayoría de edad, Elia decidió tramitar su visa en el Consulado de Estados Unidos en Tijuana.
"Mi entrevista fue el 12 de agosto de 2005", recuerda muy bien la muchacha. "Ellos me aprobaron mi visa, pero yo en mi aplicación omití haber intentado cruzar a los Estados Unidos".
Se refería al antecedente aquél en el que fue fichada y que por comentario del funcionario diplomático pensó que ya no existía.
"Me imagino que la ‘migra’ que me tocó ya sabía desde un principio que yo tenía mal récord… a los cuatro días de que había pasado mi entrevista me volvieron a llamar del consulado [de EU en Tijuana] para que presentara mis papeles a otra segunda entrevista y ahí fue cuando me dijo que por qué había mentido, que yo tenía un récord en su sistema y que por no haber dicho la verdad me iban a castigar 99 años, le expliqué a morir que yo era menor de edad, que no lo iba a volver a hacer, y claro, no funcionó".
Esa es la historia de Elia Magallanes, una joven de 22 años de edad que tendría que esperar hasta que cumpla los 119 para poder obtener una visa para cruzar a Estados Unidos.
"Todo porque mentí en mi aplicación, quizá si hubiera dicho la verdad me hubieran dado menos, pero pues ni modo, sólo espero que mi historia sirva de consejo para que la gente no tenga el mismo problema que yo, porque no ayuda en nada mentir, al final sale más caro el remedio que la enfermedad".
Por mentir, Elia Magallanes fue castigada por el gobierno de Estados Unidos para no entrar al país durante 99 años.
"Ya llevo dos, nada más me faltan 97", dice resignada esta joven tijuanense que solía cruzar la frontera haciéndose pasar por ciudadana estadounidense.
"U.S. Citizen", les decía con un perfecto inglés a los agentes de inmigración cuando cruzaba por la garita de San Ysidro. Su piel blanca, ojos y cabello claros le daban más credibilidad a sus palabras ante los incautos "migras".
Pero después del fatídico 11 de septiembre de 2001 las cosas en la frontera cambiaron.
Elia continuó cruzando de aquella forma que para muchos residentes de Tijuana era muy común, sólo con decir: "llu es sítisen".
Hasta que un día la mala suerte le dio un pellizco y la atraparon cruzando la línea. En ese entonces Elia tenía 16 años y la deportaron, pero antes la "ficharon", la hicieron tocar el piano, es decir, le tomaron las huellas digitales.
El representante del consulado mexicano le dijo que no se preocupara, que como era menor de edad sus antecedentes quedarían borrados. Ella se lo creyó.
Cuatro años después de su infortunio, ya con un buen trabajo y la mayoría de edad, Elia decidió tramitar su visa en el Consulado de Estados Unidos en Tijuana.
"Mi entrevista fue el 12 de agosto de 2005", recuerda muy bien la muchacha. "Ellos me aprobaron mi visa, pero yo en mi aplicación omití haber intentado cruzar a los Estados Unidos".
Se refería al antecedente aquél en el que fue fichada y que por comentario del funcionario diplomático pensó que ya no existía.
"Me imagino que la ‘migra’ que me tocó ya sabía desde un principio que yo tenía mal récord… a los cuatro días de que había pasado mi entrevista me volvieron a llamar del consulado [de EU en Tijuana] para que presentara mis papeles a otra segunda entrevista y ahí fue cuando me dijo que por qué había mentido, que yo tenía un récord en su sistema y que por no haber dicho la verdad me iban a castigar 99 años, le expliqué a morir que yo era menor de edad, que no lo iba a volver a hacer, y claro, no funcionó".
Esa es la historia de Elia Magallanes, una joven de 22 años de edad que tendría que esperar hasta que cumpla los 119 para poder obtener una visa para cruzar a Estados Unidos.
"Todo porque mentí en mi aplicación, quizá si hubiera dicho la verdad me hubieran dado menos, pero pues ni modo, sólo espero que mi historia sirva de consejo para que la gente no tenga el mismo problema que yo, porque no ayuda en nada mentir, al final sale más caro el remedio que la enfermedad".
Saturday, November 03, 2007
Puerto Rico
Es verdad que Puerto Rico tiene encanto. Además de sus mujeres, sus playas y su arroz con habichuelas, la isla tiene magia en su ambiente. En su gente he encontrado verdaderos amigos: Natalia, Noelia, Limary, Yalisa, las cuatro Chicas Lobo, Luis Román y su carnal José, Ilsa, Myriam, la tía Martha, la bella Anya Mar, mis amigos periodistas Firuzeh Shokooh y Óscar Serrano, todos ellos y algunos más, desde el viejo San Juan hasta Mayaguez, pasando por Arecibo y Levittown, por Río Piedras, El Morro y La Perla, Fajardo y El Yunque, por Guánica, Cabo Rojo, La Parguera, por Isabela y Rincón. ¿Y Ponce? Ponce es Ponce, lo demás es parking, decía mi amiga Angie. En la isla soy feliz. Puerto Rico makes me happy. Es verdad que Puerto Rico tiene encanto, y yo he sido encantado.
Wednesday, September 19, 2007
Morrisey 2004
A propósito de la gira de Morrisey y su visita a Tijuana, aquí está un artículo que escribí sobre él en noviembre de 2004.
Las misas del padre Morrisey
Es de sangre irlandesa, corazón inglés y espíritu angelino. Tiene mansiones en Dublín, Manchester y Los Angeles. Habla de política, hace bromas y le da la mano a su público. En sus recientes presentaciones se ha vestido con traje oscuro, cuello blanco y se cuelga un crucifijo. Es Morrissey, presa del celibato y sacerdote de la música.
Stephen Patrick Morrissey es uno de los músicos que mejor representa el papel del ídolo de culto. En cada ceremonia se entrega a sus feligreses. Durante las dos últimas semanas ofreció tres de sus “misas” para el público angelino y de esta forma entregó en sacrificio cuerpo y sangre con música y talento sobre el escenario.
Morrissey cumplió el 31 de octubre en el Hyundai Pavilion de Devore con un compromiso pendiente al no haber asistido en octubre al festival de rock Inland Invasion IV, mientras que el 11 y 12 de noviembre, hizo presentaciones en el Anfiteatro Universal de Los Angeles, como parte de su gira mundial para presentar el disco You Are The Quarry (Tú eres la presa), que salió a la venta hace siete meses.
Allí, miles de fieles le rindieron culto al hombre del eterno copete alzado.
Descendiente de padres irlandeses, Morrissey nació el 22 de mayo de 1959 en Manchester, Inglaterra, y en 1998 decidió emigrar al continente americano, precisamente a Los Angeles.
Es en esta parte del mundo donde su público se ha diversificado. En países como Argentina, Chile y México tiene una gran penetración, mientras que la audiencia hispana de California y de la frontera sur es una de sus más fieles.
Durante sus recientes presentaciones, miles de seguidores latinos asistieron a las ceremonias musicales de este melodramático intérprete de la soledad y el mal de amor.
Mozz, como lo llaman sus fanáticos, ha encontrado en los hispanos grandes aliados a sus propuestas musicales. Tan está consciente del fervor que despierta en esta audiencia, que la cultiva: su gira de 2000 se llamó Oye Esteban (en referencia a su nombre de pila); hace un par de años realizó una serie de conciertos con el grupo mexicano Jaguares; últimamente ha realizado conciertos en Sudamérica; una de sus más recientes canciones se llama México, y en ocasiones hasta pronuncia palabras en español. “Vayan con Dios”, fue la despedida del cantante en el concierto del Hyundai Pavilion.
En una ocasión Morrissey, quien se ha proclamado célibe y vegetariano, declaró que los latinos eran gente muy abierta, amable, bondadosa y emocional, a los que les impacta cualquier gesto emotivo fuerte.
En la velada del viernes anterior en el Anfiteatro Universal, donde una gran parte de la asistencia era latina y muchos provenientes de la frontera con México, el inglés de sangre irlandesa estuvo muy parlanchín con su público. Bromeó y aprovechó para atacar al presidente George W. Bush.
“No puedo creer que Bush vaya a estar otros cuatro años en la Casa Blanca; yo no lo soporto ni cuatro minutos”.
Antes de iniciar el concierto, las luces iluminaron a un hombre vestido de conserje que estaba limpiando el escenario y que se esmeraba por dejar impecable la zona donde Morrissey estaría desenvolviéndose. Después se supo que ese hombre era Jed Weitzman, el administrador del cantante.
Morrissey interactuó con el público, mientras cantaba se acercaba a quienes estaban en las primeras filas, los saludaba de mano y luego hacía preguntas.
“¿Cómo te sientes, necesitas algo?”, le preguntó a Julia Riley, una fanática que ha asistido a todos los conciertos de Morrissey desde 1995, y a muchos anteriores.
Morrissey la ubicó entre el público y le acercó el micrófono. “Te necesito a ti para ser muy feliz”, contestó la mujer.
“Estás soñando, Julia”, le dijo Morrissey para continuar con su concierto y seguir moviendo el cable del micrófono al ritmo de su baile.
Junto a Morrissey cinco músicos tocaban de manera magistral las melodías que desde principios de los 80 fueran grandes éxitos con The Smiths, como How Soon Is Now?, Bigmouth Strikes Again, Last Night I Dream That Somebody Loved Me y There Is A Light That Never Goes Out.
“Ellos suelen ser felices, suelen ser profesionales y suelen tener sexo... pero no conmigo”, dijo Mozz al presentar a los músicos: Alain Whyte y Boz Boorer en las guitarras, Gary Day en el bajo, Deano Butterworth en la batería y Mike Farell en las percusiones y teclado.
Los cinco vestían camisetas que en el frente llevaban el número 278 y en la espalda el 1964. El significado de esos números ha sido una incógnita; hay quienes comentan que están relacionados con la Biblia y otros con el actor Steven McQueen.
Como la incógnita de esos números, Morrissey dejó algunas otras claves en las frases que pronunció, cuando insistía a sus fanáticos: “Pase lo que pase, siempre ténganme en sus pensamientos, en sus oraciones, porque ustedes saben que ésta podría ser la última vez”.
Una cosa está clara para los seguidores de esta leyenda musical: Morrissey es una luz que nunca se apagará.
Las misas del padre Morrisey
Es de sangre irlandesa, corazón inglés y espíritu angelino. Tiene mansiones en Dublín, Manchester y Los Angeles. Habla de política, hace bromas y le da la mano a su público. En sus recientes presentaciones se ha vestido con traje oscuro, cuello blanco y se cuelga un crucifijo. Es Morrissey, presa del celibato y sacerdote de la música.
Stephen Patrick Morrissey es uno de los músicos que mejor representa el papel del ídolo de culto. En cada ceremonia se entrega a sus feligreses. Durante las dos últimas semanas ofreció tres de sus “misas” para el público angelino y de esta forma entregó en sacrificio cuerpo y sangre con música y talento sobre el escenario.
Morrissey cumplió el 31 de octubre en el Hyundai Pavilion de Devore con un compromiso pendiente al no haber asistido en octubre al festival de rock Inland Invasion IV, mientras que el 11 y 12 de noviembre, hizo presentaciones en el Anfiteatro Universal de Los Angeles, como parte de su gira mundial para presentar el disco You Are The Quarry (Tú eres la presa), que salió a la venta hace siete meses.
Allí, miles de fieles le rindieron culto al hombre del eterno copete alzado.
Descendiente de padres irlandeses, Morrissey nació el 22 de mayo de 1959 en Manchester, Inglaterra, y en 1998 decidió emigrar al continente americano, precisamente a Los Angeles.
Es en esta parte del mundo donde su público se ha diversificado. En países como Argentina, Chile y México tiene una gran penetración, mientras que la audiencia hispana de California y de la frontera sur es una de sus más fieles.
Durante sus recientes presentaciones, miles de seguidores latinos asistieron a las ceremonias musicales de este melodramático intérprete de la soledad y el mal de amor.
Mozz, como lo llaman sus fanáticos, ha encontrado en los hispanos grandes aliados a sus propuestas musicales. Tan está consciente del fervor que despierta en esta audiencia, que la cultiva: su gira de 2000 se llamó Oye Esteban (en referencia a su nombre de pila); hace un par de años realizó una serie de conciertos con el grupo mexicano Jaguares; últimamente ha realizado conciertos en Sudamérica; una de sus más recientes canciones se llama México, y en ocasiones hasta pronuncia palabras en español. “Vayan con Dios”, fue la despedida del cantante en el concierto del Hyundai Pavilion.
En una ocasión Morrissey, quien se ha proclamado célibe y vegetariano, declaró que los latinos eran gente muy abierta, amable, bondadosa y emocional, a los que les impacta cualquier gesto emotivo fuerte.
En la velada del viernes anterior en el Anfiteatro Universal, donde una gran parte de la asistencia era latina y muchos provenientes de la frontera con México, el inglés de sangre irlandesa estuvo muy parlanchín con su público. Bromeó y aprovechó para atacar al presidente George W. Bush.
“No puedo creer que Bush vaya a estar otros cuatro años en la Casa Blanca; yo no lo soporto ni cuatro minutos”.
Antes de iniciar el concierto, las luces iluminaron a un hombre vestido de conserje que estaba limpiando el escenario y que se esmeraba por dejar impecable la zona donde Morrissey estaría desenvolviéndose. Después se supo que ese hombre era Jed Weitzman, el administrador del cantante.
Morrissey interactuó con el público, mientras cantaba se acercaba a quienes estaban en las primeras filas, los saludaba de mano y luego hacía preguntas.
“¿Cómo te sientes, necesitas algo?”, le preguntó a Julia Riley, una fanática que ha asistido a todos los conciertos de Morrissey desde 1995, y a muchos anteriores.
Morrissey la ubicó entre el público y le acercó el micrófono. “Te necesito a ti para ser muy feliz”, contestó la mujer.
“Estás soñando, Julia”, le dijo Morrissey para continuar con su concierto y seguir moviendo el cable del micrófono al ritmo de su baile.
Junto a Morrissey cinco músicos tocaban de manera magistral las melodías que desde principios de los 80 fueran grandes éxitos con The Smiths, como How Soon Is Now?, Bigmouth Strikes Again, Last Night I Dream That Somebody Loved Me y There Is A Light That Never Goes Out.
“Ellos suelen ser felices, suelen ser profesionales y suelen tener sexo... pero no conmigo”, dijo Mozz al presentar a los músicos: Alain Whyte y Boz Boorer en las guitarras, Gary Day en el bajo, Deano Butterworth en la batería y Mike Farell en las percusiones y teclado.
Los cinco vestían camisetas que en el frente llevaban el número 278 y en la espalda el 1964. El significado de esos números ha sido una incógnita; hay quienes comentan que están relacionados con la Biblia y otros con el actor Steven McQueen.
Como la incógnita de esos números, Morrissey dejó algunas otras claves en las frases que pronunció, cuando insistía a sus fanáticos: “Pase lo que pase, siempre ténganme en sus pensamientos, en sus oraciones, porque ustedes saben que ésta podría ser la última vez”.
Una cosa está clara para los seguidores de esta leyenda musical: Morrissey es una luz que nunca se apagará.
Monday, July 30, 2007
Soccer Team
El equipo de fútbol soccer de La Opinión antes de que empezara el partido.
Así estábamos al medio tiempo.
Así estábamos al medio tiempo.
Y ya ni les cuento como quedamos al final. Nos fuimos a penalties y fallé el gol del triunfo. Chale. Ahí es cuando uno reafirma su condición de mexicano.
Mejor dejo una reflexión sobre los misterios de esta vida que aún siguen sin resolverse: ¿Cómo Piolín puede mantener el equilibrio en su méndigo columpio con esa tremenda cabezota?
Thursday, July 26, 2007
Cadenitas
En mi correo de hotmail tenía más de 40 mensajes sin leer. Puras pinches cadenitas que me daba hueva abrir. Hoy me arme de paciencia y me puse a revisarlos. Pinches jaladas que me mandan unas morras, que la amistá, que las encuestas de amor, que el yisuscrais es la neta, que si no lo mandas a siete cabrones vas a valer beis y no se cuántas prolongadas más. Esos en chinga los borraba. Luego aparecían los del Yiyo, un pinche policía ministerial de Tijuana que suele distribuir fotografías de morritas bien buenotas, esas sí había que revisarlas con la minuciosidad que merecen, ya saben, uno que se fija en los detalles de la foto, la iluminación, los colores, el contraste, etc... Luego los videos increíbles y extraordinarios, y los chistes ¡Ah los chistes! Soy un aficionado del buen humor, por eso siempre me los chuto, en especial los que me manda Vianey, una morrita con la que me topé en El Dandy el Sur una madrugada de cerveza y jícama con chile, también los de Yanira, a quien conocí una tarde de lucha libre en el Auditorio de Tijuana, y los de mi Karis, una tapatía antichiva que me ha ganado varias apuestas.
Así está el top ten de los mejores enviadores de mails de cadenitas curadas, no mamadas, para que se esfuercen en mandar mejores correos electrónicos compas.
1. Vianey
2. Karina
3. Yanira
4. Yolivette
5. El Yiyo
6. Rosa Arce
7. El Neto
8. Sergio Ortiz
9. La Lulú
10. Aline Corpus
Así está el top ten de los mejores enviadores de mails de cadenitas curadas, no mamadas, para que se esfuercen en mandar mejores correos electrónicos compas.
1. Vianey
2. Karina
3. Yanira
4. Yolivette
5. El Yiyo
6. Rosa Arce
7. El Neto
8. Sergio Ortiz
9. La Lulú
10. Aline Corpus
Thursday, July 12, 2007
777
Para mi el 7 nunca ha sido un número de la suerte. Por eso cuando voy a Las Vegas nunca juego las maquinitas que promueven ese número. Me parece un número gay, como el 8 o el 2. El sábado pasado, cuando la fecha registró el triple 7, muchos lo comentaron. Se eligieron las 7 nuevas maravillas. Se hizo el concierto Live Earth. Karina hasta me mandó un mensaje de texto para decirme que era su día. Algunas rucas decidieron casarse ese día. Mamadas por el estilo. Para mi el número chingón es el 11, es superior al 10 que nos ponían en la primaria cuando hacíamos bien la tarea. El 11 representa el equilibrio, como los que somos del signo de Libra. El 11 es, como dicen los franceses, liberté, égalité, fraternité. El año pasado, cuando se registró el número de la bestia, el 666, ese sí que estuvo interesante, en aquél entonces me encontraba en Leipzig, Alemania, asistiendo al Wave Gothic Treffen, y con rumbo a la República Checa, no que el pasado sábado me la pasé valiendo madres en casa. Ahora esperemos a ver qué nos depara el 888 el próximo año, pero como el pinche 8 también es gay, de seguro el día va a estar muy jodido... valiendo madre, los últimos tres dígitos de mi teléfono celular son 777, será por eso que las morritas no me llaman.
Monday, June 11, 2007
The Seven Wonders of Tj
El periódico Frontera de Tijuana convocó a una votación para definir cuáles serían las Siete Maravillas de Tijuana. A continuación ofrezco mi lista:
1. Cecut
2. Casa de la Cultura
3. Jai Alai
4. Alberca de Agua Caliente
5. Minarete
6. La Zona Norte
7. El Yorsh
1. Cecut
2. Casa de la Cultura
3. Jai Alai
4. Alberca de Agua Caliente
5. Minarete
6. La Zona Norte
7. El Yorsh
Tuesday, May 22, 2007
Tuesday, May 15, 2007
Paverto
Anoche tuve un sueño. Suelo soñar seguido. Precisamente cada que duermo. A veces también despierto. De esas experiencias fugaces e inexistentes por lo general recuerdo personas, escenas o caídas a precipicio. Pero el de esta madrugada de martes lo único que recuerdo es una palabra: PAVERTO. No sé que significa. De hecho no sé si es palabra, pero en mi sueño estoy seguro que significaba "blandir una espada". Entré a Google y no aparece mucho, sólo una compañía española muy jodida, que se dedica alalquiler de bienes inmuebles en Barcelona.
Ahí dejo otra foto de mi recorrido por México.
Ahí dejo otra foto de mi recorrido por México.
Monday, April 30, 2007
Tuesday, February 27, 2007
Amnesia
No recordaba el nombre de la puta con la que salió aquella noche del Adelitas. Tampoco recordaba el día, sólo que estaba por festejarse el Halloween. Ese día no recordado "El Mocos" se había drogado tanto que ni siquiera se la pudo coger. Era vicioso al "crystal", se lo fumaba usando un foco. A la mujer de tacones altos y de una diminuta falda que le hacía lucir unas piernas bien formadas, no le importaba la impotencia de su cliente, ella sólo cobraría los 70 dólares del servicio para irse.
Le pulsaban las sienes y una vena en la frente era más notoria, por eso "El Mocos" se jalaba los pelos tratando de acomodarse el cerebro. Dos…, no, mejor cuatro aspirinas y una Coca Cola de bote para calmar aquella matanza de neuronas. Chequeó el reloj digital de luces rojas. Eran las 5:02. Por la ventana no entraba ni un rayo de luz y no sabía si era de madrugada o de noche. Tomó el teléfono y marcó a su compa.
- Güey, soy yo, "El Mocos"… ¿Dónde estás?
- En el Dandy, caile.
La respuesta no le ayudó para descifrar si amanecía o anochecía.
- ¿Es día o de noche?
- No mames pendejo, caile.
Se quedó un rato recostado y colgó el teléfono. Qué más daba si era de noche o de día, así que se levantó, aún llevaba puestos los Doctor Martens, el Levi’s y la camiseta negra que hace mucho tiempo había comprado en un concierto de The Cure. Tomó la chamarra y las llaves del carro y salió de casa.
¿Olga? ¿Paola? ¿Ma…? Por más que pensaba no recordaba el nombre de la chica rubia de aquella noche mientras conducía rumbo al centro de Tijuana. Colocó un Marlboro rojo en sus labios y en el semáforo en rojo empezó a buscar entre las bolsas de la chamarra los cerillos. En el stereo del auto se escuchaba el coro "Let’s make lots of money", de la canción Opportunities de Pet Shop Boys. En su infructuosa búsqueda de fuego halló una tarjeta, la misma que le provocó un flashback. En la escena retrospectiva aparecía un rostro, una larga cabellera dorada (¿peluca?)… Leyó la tarjeta: "Estética Amapola, Manolo Medina, propietario". En ese momento recordó la misma frase que le dijeron cuando agarró la tarjeta: "Llámame, por las noches me dedico a esto de la transformación".
El cigarro se le cayó de la boca.
Le pulsaban las sienes y una vena en la frente era más notoria, por eso "El Mocos" se jalaba los pelos tratando de acomodarse el cerebro. Dos…, no, mejor cuatro aspirinas y una Coca Cola de bote para calmar aquella matanza de neuronas. Chequeó el reloj digital de luces rojas. Eran las 5:02. Por la ventana no entraba ni un rayo de luz y no sabía si era de madrugada o de noche. Tomó el teléfono y marcó a su compa.
- Güey, soy yo, "El Mocos"… ¿Dónde estás?
- En el Dandy, caile.
La respuesta no le ayudó para descifrar si amanecía o anochecía.
- ¿Es día o de noche?
- No mames pendejo, caile.
Se quedó un rato recostado y colgó el teléfono. Qué más daba si era de noche o de día, así que se levantó, aún llevaba puestos los Doctor Martens, el Levi’s y la camiseta negra que hace mucho tiempo había comprado en un concierto de The Cure. Tomó la chamarra y las llaves del carro y salió de casa.
¿Olga? ¿Paola? ¿Ma…? Por más que pensaba no recordaba el nombre de la chica rubia de aquella noche mientras conducía rumbo al centro de Tijuana. Colocó un Marlboro rojo en sus labios y en el semáforo en rojo empezó a buscar entre las bolsas de la chamarra los cerillos. En el stereo del auto se escuchaba el coro "Let’s make lots of money", de la canción Opportunities de Pet Shop Boys. En su infructuosa búsqueda de fuego halló una tarjeta, la misma que le provocó un flashback. En la escena retrospectiva aparecía un rostro, una larga cabellera dorada (¿peluca?)… Leyó la tarjeta: "Estética Amapola, Manolo Medina, propietario". En ese momento recordó la misma frase que le dijeron cuando agarró la tarjeta: "Llámame, por las noches me dedico a esto de la transformación".
El cigarro se le cayó de la boca.
Tuesday, February 20, 2007
La esquina de Latinoamérica
Wednesday, January 24, 2007
In memoriam
"En esta profesión los estudios nunca se acaban. En medicina, en ingeniería o en administración se pude decir que, en algún punto, las carreras terminan; en periodismo esto no es así porque este oficio se ocupa de nuevos datos, nuevos hechos y nuevos problemas. Mientras el mundo progresa y se mueve, nosotros estamos dentro de esos cambios porque la sociedad espera que lleguemos a ella para que contemos qué está pasando, para que interpretemos qué quiere decir la novedad. Eso nos impone la obligación de estudiar, permanentemente y de todo. El periodista es un cazador furtivo en todas las ramas de las ciencias humanas".
Ryszard Kapuscinski. (4-marzo-1932/23-enero-2007)
Ryszard Kapuscinski. (4-marzo-1932/23-enero-2007)
Tuesday, January 16, 2007
¿Qué libro estás leyendo?
Haciéndole caso a la Eileen seguimos los pasos:
1.- Tomar un libro, ya sea uno que esté leyendo o el que esté a la mano.
2.- Ir a la página 123. (¿Por qué la 123? No sé).
3.- Llegar a la quinta oración, copiar las siguientes tres y ponerlas en un post con los datos del libro.
4.- Para hacer la cosa más bonita, se invita a otros tres blogueros a hacer lo mismo, y así en cadenita… Ahí va para: Alice, Guido y Ale.
Estás loco, dijo ella sonriendo por primera vez.
Y vivimos felices para siempre. Fernanda se curó de sus problemas, que para todo hay remedio. ¿Y por qué no quería que la llamara o que fuese a verla? Porque vivía con su madre, viuda, que era alcohólica e impresentable.
El contar cómo esa situación familiar pudo influir sobre Fernanda, queda para otra ocasión. Como lo de la atracción que sienten los tiburones por el olor de la menstruación.
Secreciones, excreciones y desatinos, Rubem Fonseca, Seix Barral, 2003.
1.- Tomar un libro, ya sea uno que esté leyendo o el que esté a la mano.
2.- Ir a la página 123. (¿Por qué la 123? No sé).
3.- Llegar a la quinta oración, copiar las siguientes tres y ponerlas en un post con los datos del libro.
4.- Para hacer la cosa más bonita, se invita a otros tres blogueros a hacer lo mismo, y así en cadenita… Ahí va para: Alice, Guido y Ale.
Estás loco, dijo ella sonriendo por primera vez.
Y vivimos felices para siempre. Fernanda se curó de sus problemas, que para todo hay remedio. ¿Y por qué no quería que la llamara o que fuese a verla? Porque vivía con su madre, viuda, que era alcohólica e impresentable.
El contar cómo esa situación familiar pudo influir sobre Fernanda, queda para otra ocasión. Como lo de la atracción que sienten los tiburones por el olor de la menstruación.
Secreciones, excreciones y desatinos, Rubem Fonseca, Seix Barral, 2003.
Friday, January 12, 2007
El Sobres
Tenía un chingo que no iba a un mercado sobre ruedas. Fui el 2 de enero. Traía una cruda de la chingada después de las borracheras de fin y principio de año. Los martes se pone uno afuera de mi casa, en Tijuana, en la colonia Tomás Aquino. Ese día por la mañana el Ángel llegó al cantón con un doce de Tecate cuando yo apenas despertaba.
“¿Ya comiste wey?”, le pregunte al wey.
“Simón, ahí afuera está el sobres, hay tacos de birria”, me contestó el wey.
“¿Vamos?”, invité al wey.
“Nel, yo ya comí”, me despreció el wey.
Ni pedo, me lancé solapas. Pedí una orden de birria, con su respectiva Coca Cola y un platito de frijoles pa’ que amarre. Sabía de poca madre el caldito y sabe mejor cuando lo estás disfrutando en ese ambiente único que se recrea en los puestos callejeros, con el perro esperando que le avientes un hueso, con las doñitas platicando de los precios del tomate, con el taquero tirándole la onda y a la vez albureando a las güeritas que pasan. Eso sí es un verdadero baño de pueblo. Recientemente una amiga me invitó a hacer un negocio, de vender ropa en un sobre ruedas, yo le llevo la merca y ella la revende. “Simón”, le dije, “nada más que hay un pedo: esos de los sobre ruedas son una mafia”. Recordé un reportaje que hice hace tiempo cuando trabajaba para el periódico Frontera, se titulaba “El Zar de los Sobre Ruedas” y hacía alusión a José Guadalupe Vázquez Iglesias, “El Lupillo”, un wey que todo el tiempo militó en el PRI, pero cuando el PAN estaba en el poder en Tijuana, se alió con el entonces presidente municipal Jesús González Reyes para controlar esos mercados ambulantes.
Hace años, cuando vivía en el Infonavit Lomas del Porvenir, zona mejor conocida como El Soler, atrás de la casa también se ponía un sobre ruedas. Cada fin de semana mi carnal y yo íbamos a comprar fruta, verduras y una que otra pendejada que se nos atravesara, también comprábamos buche y carnitas para hacer tacos, la especialidad de mi ‘apá.
Desde morro me llamaron la atención quienes trabajan en los sobre ruedas, se me hacían seres raros, una especie de gitanos que llegaban por las madrugadas para instalarse y huían de pronto dejando un desmadre en las calles.
Los sobre ruedas son parte del paisaje urbano de Tijuana. Cuando vayan, échense un plato de birria.
“¿Ya comiste wey?”, le pregunte al wey.
“Simón, ahí afuera está el sobres, hay tacos de birria”, me contestó el wey.
“¿Vamos?”, invité al wey.
“Nel, yo ya comí”, me despreció el wey.
Ni pedo, me lancé solapas. Pedí una orden de birria, con su respectiva Coca Cola y un platito de frijoles pa’ que amarre. Sabía de poca madre el caldito y sabe mejor cuando lo estás disfrutando en ese ambiente único que se recrea en los puestos callejeros, con el perro esperando que le avientes un hueso, con las doñitas platicando de los precios del tomate, con el taquero tirándole la onda y a la vez albureando a las güeritas que pasan. Eso sí es un verdadero baño de pueblo. Recientemente una amiga me invitó a hacer un negocio, de vender ropa en un sobre ruedas, yo le llevo la merca y ella la revende. “Simón”, le dije, “nada más que hay un pedo: esos de los sobre ruedas son una mafia”. Recordé un reportaje que hice hace tiempo cuando trabajaba para el periódico Frontera, se titulaba “El Zar de los Sobre Ruedas” y hacía alusión a José Guadalupe Vázquez Iglesias, “El Lupillo”, un wey que todo el tiempo militó en el PRI, pero cuando el PAN estaba en el poder en Tijuana, se alió con el entonces presidente municipal Jesús González Reyes para controlar esos mercados ambulantes.
Hace años, cuando vivía en el Infonavit Lomas del Porvenir, zona mejor conocida como El Soler, atrás de la casa también se ponía un sobre ruedas. Cada fin de semana mi carnal y yo íbamos a comprar fruta, verduras y una que otra pendejada que se nos atravesara, también comprábamos buche y carnitas para hacer tacos, la especialidad de mi ‘apá.
Desde morro me llamaron la atención quienes trabajan en los sobre ruedas, se me hacían seres raros, una especie de gitanos que llegaban por las madrugadas para instalarse y huían de pronto dejando un desmadre en las calles.
Los sobre ruedas son parte del paisaje urbano de Tijuana. Cuando vayan, échense un plato de birria.
Thursday, January 04, 2007
El año viejo
Ahí por la calle Sexta, entre las avenidas Revolución y Madero, en el centro de Tijuana, hay una cantina llamada El Dandy del Sur. En su rocola (“jukebox” dirían los gringos), hay buenas rolas, como las perronas de Camilo Sesto… “Has vuelto Melina, alza tus manos hacia Dios, que él escuche tu voz, la-ra-lai-ra-la-la…”. También hay una pequeña pista de baile para bailar con las morritas de cartonsito de caguama, una cómoda barra y un ambiente bohemio. Laura es una de las meseras, “Laurita Nortec” le decimos por su afición a los músicos tijuaneros, hasta una fotografía del PG Beas y su tribu ya colocó en una de las paredes. Pues ahí, en ese bar, con esa mesera, y con mis compas el Fausto Ovalle y el Ángel Ruiz, pasé el fin de año y recibí el 2007. Ahí estuvieron también la Rosita y la Karla Gutiérrez. Y como podrán ver en la foto, ahí estaba también el año viejo: El 2006.
Una de las últimas cosas que hice en el 2006 fue tirar una cerveza, era una Noche Buena, de esas que la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma sólo saca a la venta durante la temporada decembrina, de esas que se originaron allá por 1924, cuando los fundadores de la Cervecería de Orizaba, unos weyes alemanes que eran bien borrachales (de hecho les decían los frijoles bayos, porque eran buenos para el pedo los méndigos), sintieron nostalgia por el sabor de su cerveza y decidieron producir una cheve nada más para los compas y celebrar la época navideña.
Una de las primeras cosas que hice en el 2007, fue tirar una cerveza, era también una Noche Buena, de esas cheves que tienen un sabor y aroma bien definidos, derivados de una composición balanceada de malta, chocolate, caramelo y lúpulos especiales, de cuerpo robusto y resabio prolongado.
Espero que tirar cheves en fin y principio de años no sea un mal augurio.
Una de las últimas cosas que hice en el 2006 fue tirar una cerveza, era una Noche Buena, de esas que la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma sólo saca a la venta durante la temporada decembrina, de esas que se originaron allá por 1924, cuando los fundadores de la Cervecería de Orizaba, unos weyes alemanes que eran bien borrachales (de hecho les decían los frijoles bayos, porque eran buenos para el pedo los méndigos), sintieron nostalgia por el sabor de su cerveza y decidieron producir una cheve nada más para los compas y celebrar la época navideña.
Una de las primeras cosas que hice en el 2007, fue tirar una cerveza, era también una Noche Buena, de esas cheves que tienen un sabor y aroma bien definidos, derivados de una composición balanceada de malta, chocolate, caramelo y lúpulos especiales, de cuerpo robusto y resabio prolongado.
Espero que tirar cheves en fin y principio de años no sea un mal augurio.
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