Wednesday, September 19, 2007

Morrisey 2004

A propósito de la gira de Morrisey y su visita a Tijuana, aquí está un artículo que escribí sobre él en noviembre de 2004.

Las misas del padre Morrisey

Es de sangre irlandesa, corazón inglés y espíritu angelino. Tiene mansiones en Dublín, Manchester y Los Angeles. Habla de política, hace bromas y le da la mano a su público. En sus recientes presentaciones se ha vestido con traje oscuro, cuello blanco y se cuelga un crucifijo. Es Morrissey, presa del celibato y sacerdote de la música.
Stephen Patrick Morrissey es uno de los músicos que mejor representa el papel del ídolo de culto. En cada ceremonia se entrega a sus feligreses. Durante las dos últimas semanas ofreció tres de sus “misas” para el público angelino y de esta forma entregó en sacrificio cuerpo y sangre con música y talento sobre el escenario.
Morrissey cumplió el 31 de octubre en el Hyundai Pavilion de Devore con un compromiso pendiente al no haber asistido en octubre al festival de rock Inland Invasion IV, mientras que el 11 y 12 de noviembre, hizo presentaciones en el Anfiteatro Universal de Los Angeles, como parte de su gira mundial para presentar el disco You Are The Quarry (Tú eres la presa), que salió a la venta hace siete meses.
Allí, miles de fieles le rindieron culto al hombre del eterno copete alzado.
Descendiente de padres irlandeses, Morrissey nació el 22 de mayo de 1959 en Manchester, Inglaterra, y en 1998 decidió emigrar al continente americano, precisamente a Los Angeles.
Es en esta parte del mundo donde su público se ha diversificado. En países como Argentina, Chile y México tiene una gran penetración, mientras que la audiencia hispana de California y de la frontera sur es una de sus más fieles.
Durante sus recientes presentaciones, miles de seguidores latinos asistieron a las ceremonias musicales de este melodramático intérprete de la soledad y el mal de amor.
Mozz, como lo llaman sus fanáticos, ha encontrado en los hispanos grandes aliados a sus propuestas musicales. Tan está consciente del fervor que despierta en esta audiencia, que la cultiva: su gira de 2000 se llamó Oye Esteban (en referencia a su nombre de pila); hace un par de años realizó una serie de conciertos con el grupo mexicano Jaguares; últimamente ha realizado conciertos en Sudamérica; una de sus más recientes canciones se llama México, y en ocasiones hasta pronuncia palabras en español. “Vayan con Dios”, fue la despedida del cantante en el concierto del Hyundai Pavilion.
En una ocasión Morrissey, quien se ha proclamado célibe y vegetariano, declaró que los latinos eran gente muy abierta, amable, bondadosa y emocional, a los que les impacta cualquier gesto emotivo fuerte.
En la velada del viernes anterior en el Anfiteatro Universal, donde una gran parte de la asistencia era latina y muchos provenientes de la frontera con México, el inglés de sangre irlandesa estuvo muy parlanchín con su público. Bromeó y aprovechó para atacar al presidente George W. Bush.
“No puedo creer que Bush vaya a estar otros cuatro años en la Casa Blanca; yo no lo soporto ni cuatro minutos”.
Antes de iniciar el concierto, las luces iluminaron a un hombre vestido de conserje que estaba limpiando el escenario y que se esmeraba por dejar impecable la zona donde Morrissey estaría desenvolviéndose. Después se supo que ese hombre era Jed Weitzman, el administrador del cantante.
Morrissey interactuó con el público, mientras cantaba se acercaba a quienes estaban en las primeras filas, los saludaba de mano y luego hacía preguntas.
“¿Cómo te sientes, necesitas algo?”, le preguntó a Julia Riley, una fanática que ha asistido a todos los conciertos de Morrissey desde 1995, y a muchos anteriores.
Morrissey la ubicó entre el público y le acercó el micrófono. “Te necesito a ti para ser muy feliz”, contestó la mujer.
“Estás soñando, Julia”, le dijo Morrissey para continuar con su concierto y seguir moviendo el cable del micrófono al ritmo de su baile.
Junto a Morrissey cinco músicos tocaban de manera magistral las melodías que desde principios de los 80 fueran grandes éxitos con The Smiths, como How Soon Is Now?, Bigmouth Strikes Again, Last Night I Dream That Somebody Loved Me y There Is A Light That Never Goes Out.
“Ellos suelen ser felices, suelen ser profesionales y suelen tener sexo... pero no conmigo”, dijo Mozz al presentar a los músicos: Alain Whyte y Boz Boorer en las guitarras, Gary Day en el bajo, Deano Butterworth en la batería y Mike Farell en las percusiones y teclado.
Los cinco vestían camisetas que en el frente llevaban el número 278 y en la espalda el 1964. El significado de esos números ha sido una incógnita; hay quienes comentan que están relacionados con la Biblia y otros con el actor Steven McQueen.
Como la incógnita de esos números, Morrissey dejó algunas otras claves en las frases que pronunció, cuando insistía a sus fanáticos: “Pase lo que pase, siempre ténganme en sus pensamientos, en sus oraciones, porque ustedes saben que ésta podría ser la última vez”.
Una cosa está clara para los seguidores de esta leyenda musical: Morrissey es una luz que nunca se apagará.