Tenía un chingo que no iba a un mercado sobre ruedas. Fui el 2 de enero. Traía una cruda de la chingada después de las borracheras de fin y principio de año. Los martes se pone uno afuera de mi casa, en Tijuana, en la colonia Tomás Aquino. Ese día por la mañana el Ángel llegó al cantón con un doce de Tecate cuando yo apenas despertaba.
“¿Ya comiste wey?”, le pregunte al wey.
“Simón, ahí afuera está el sobres, hay tacos de birria”, me contestó el wey.
“¿Vamos?”, invité al wey.
“Nel, yo ya comí”, me despreció el wey.
Ni pedo, me lancé solapas. Pedí una orden de birria, con su respectiva Coca Cola y un platito de frijoles pa’ que amarre. Sabía de poca madre el caldito y sabe mejor cuando lo estás disfrutando en ese ambiente único que se recrea en los puestos callejeros, con el perro esperando que le avientes un hueso, con las doñitas platicando de los precios del tomate, con el taquero tirándole la onda y a la vez albureando a las güeritas que pasan. Eso sí es un verdadero baño de pueblo. Recientemente una amiga me invitó a hacer un negocio, de vender ropa en un sobre ruedas, yo le llevo la merca y ella la revende. “Simón”, le dije, “nada más que hay un pedo: esos de los sobre ruedas son una mafia”. Recordé un reportaje que hice hace tiempo cuando trabajaba para el periódico Frontera, se titulaba “El Zar de los Sobre Ruedas” y hacía alusión a José Guadalupe Vázquez Iglesias, “El Lupillo”, un wey que todo el tiempo militó en el PRI, pero cuando el PAN estaba en el poder en Tijuana, se alió con el entonces presidente municipal Jesús González Reyes para controlar esos mercados ambulantes.
Hace años, cuando vivía en el Infonavit Lomas del Porvenir, zona mejor conocida como El Soler, atrás de la casa también se ponía un sobre ruedas. Cada fin de semana mi carnal y yo íbamos a comprar fruta, verduras y una que otra pendejada que se nos atravesara, también comprábamos buche y carnitas para hacer tacos, la especialidad de mi ‘apá.
Desde morro me llamaron la atención quienes trabajan en los sobre ruedas, se me hacían seres raros, una especie de gitanos que llegaban por las madrugadas para instalarse y huían de pronto dejando un desmadre en las calles.
Los sobre ruedas son parte del paisaje urbano de Tijuana. Cuando vayan, échense un plato de birria.
Friday, January 12, 2007
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