Benjamín Arellano Félix, supuesto narcotraficante
Octubre/2002
Primera parte...
Habló como si no se tratara de uno de los hombres que hasta hace apenas siete meses era uno de los más buscados en el mundo por las autoridades y acusado de narcotráfico. Con acento sinaloense y bronco, platicó por espacio de tres horas. "Pues si soy de rancho", comentó con una sonrisa.
Dispuesto a platicar y con el objetivo de que la gente conozca su situación en el Centro Federal de Readaptación Social Número Uno "La Palma", en Almoloya de Juárez, Estado de México; Benjamín Arellano Félix recibió al reportero de FRONTERA.
Una entrevista exclusiva y la única que ha dado a un medio de comunicación, en la que el presunto narcotraficante y supuesto jefe del Cartel de Tijuana, revela datos, cuenta su encierro, niega las acusaciones en su contra y derrumba el mito de una leyenda llamada "Arellano Félix".
Si no fuera por el nombre, parecería ser una persona común y corriente.
Dice ser católico, por eso acostumbra encender una veladora frente a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, lo que los militares confundieron con un altar a su hermano Ramón el día que lo detuvieron.
"No entiendo eso que dicen ustedes de que un altar, nunca he tenido un altar yo", indicó.
Sobre la muerte de su hermano dudó. "Puede ser que sí, puede ser que no". A él no le consta, ni vio el cuerpo, ni fue a un velorio, ni se lo informaron antes de ser detenido.
Desde el aula cinco del Centro de Observación y Clasificación (COC) del penal, donde se realizó la entrevista, Benjamín Arellano pide que sea tratado como un preso más.
"No pido privilegios, sino que se me trate como una preso normal, no anormal". Y es que desde su ingreso, hace ya mas de siete meses, se encuentra recluido en el área de celdas de castigo, en un espacio de dos por dos, siempre vigilado con cámaras de video. "Hasta cuando estoy haciendo del baño me ven".
El preso más famoso de Almoloya se dice ser inocente, pero dispuesto a enfrentar sus acusaciones por la vía legal, aunque desconfiado del sistema de justicia del país.
Condenó el hecho de que se involucre a su familia en actividades delictivas, se mostró enojado con los medios de comunicación que han publicado información donde se menciona a su madre, hermanas, esposa e hija. "Ya dejen en paz a mi familia".
Un hombre difícil de entrevistar, rechaza preguntas, mira fijamente a los ojos, casi no se mueve ni se distrae, con el rostro de enojo, la entrevista pudo haber terminado en cualquier momento por la tensión, por eso había que hacer preguntas ligeras para suavizar la situación:
-"¿Quién le gusta para Director Técnico de la Selección Mexicana?"
-"Pues los que se están manejando están bien, pero me gustaría que fuera Hugo Sánchez por ser mexicano, pero parece que ya no lo van a poner, ¿no?".
Poco a poco Benjamín Arellano cambia su rostro y se consigue la primera expresión de alegría cuando se le pregunta por su equipo de fútbol favorito: "A nivel mundial es Brasil".
Pero en cuanto se le comentaba sobre cuestiones de la familia, su molestia era notable. Y de nuevo había que hacer labor de conciliación.
Insistió en que se sepa su situación como segregado, reprimido, sin posibilidad de realizar actividades culturales, deportivas y recreativas. Dijo tener intenciones de estudiar leyes, para en lo personal también poder defenderse.
Se consideró como un hombre común y corriente y no como una leyenda. "Eso es meramente periodístico, nada más…eso lo hicieron ustedes mismos los periodistas".
Su fama se la deben al ex procurador Jorge Carpizo McGregor, comentó, ya que a partir del asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, del que se desligó y del que ya fue absuelto, empezó la persecución que duró por muchos años, y que de acuerdo con Benjamín Arellano, no sabe si es porque él se supo esconder muy bien o porque las autoridades no trabajaron como debieron.
Wednesday, January 05, 2005
Sunday, January 02, 2005
El Negro, traficante de personas
Noviembre/2003
Lo advirtió desde la primera llamada telefónica: “te voy a dar la entrevista, pero sin mi nombre, porque entonces sí me comprometes”.
Estuve de acuerdo. Conseguir un “pollero” que esté dispuesto a contar la forma como operan es difícil. Por eso quedamos de vernos donde él propuso: afuera de Palacio Municipal, un lugar muy transitado en lunes al mediodía.
Pasaron más de 45 minutos de la hora pactada y el “pollero” no aparecía. Dijo que traería una gorra y chamarra color blanca para reconocerlo, pero nadie con ese atuendo estaba ahí.
“Llámale otra vez”, le pedí a mi amigo Said Betanzos, quien fue el enlace para tratar de contactar a un traficante de personas en Tijuana.
- ¿Qué onda, dónde estás?
- En un rato más llego. Nos vemos en los tacos que están en el estacionamiento.
Era una estrategia. “En este negocio no puede uno ser confiado”, nos reveló más tarde. Fuimos al puesto de tacos y ahí estaba el hombre de chamarra blanca y gorra de beisbolista. Gordo, lo suficiente como para que los ocho tacos a vapor que se almorzaba apenas le hicieran cosquillas. Moreno, tanto que por ello su apodo: “El Negro”.
- Hola que tal, ¿tu eres El Negro?.
- Simón. Nada más deja termino de comer y nos vamos.
“¿Quieren?”, nos ofreció de los tacos a vapor que almorzaba.
Para ser pollero hay que ser baquetón y “El Negro” lo es.
Es fácil conseguirlos en Tijuana. Uno puede irse a la llamada Zona Norte, ahí donde la vida nocturna nunca acaba, y preguntar por uno. "Quiero pasar al otro lado" y de volada lo consigues. Pero para entrevistarlo es difícil. Si te ven la cara de reportero ni se te acercan. Hasta corres el riesgo de que te pongan unos trancazos por andar de chismoso.
Le dicen "El Negro" y se dedica al negocio de cruzar personas de manera ilegal a los Estados Unidos por esta frontera. Lo acepta y lo reconoce: "soy un pollero".
El "pollero" fue contactado para una entrevista a través de terceras personas. Se le explicó que intentábamos realizar un trabajo periodístico. Aceptó, pero con la condición de no revelar su nombre.
Varias llamadas telefónicas después puso fecha, lugar y hora. "Nos vemos afuera de Palacio Municipal al mediodía", indicó. Pero no llegó. Otra llamada y propuso otro sitio, un puesto de tacos cercano. De ahí a un restaurante, donde se sentó y estuvo dispuesto a hablar.
Tiene apenas 27 años, pero su rostro refleja más de 35. Robusto, viste chamarra de piel blanca, pantalón Levi's y tenis Nike.
Durante casi una hora de entrevista, contó la forma como operan las bandas dedicadas al tráfico de indocumentados en Tijuana, confirmó la corrupción que hay en el gobierno que les permite trabajar, precisó las ganancias económicas que genera esta actividad, pero no quiso revelar nombres. "Ahí también me comprometes, no puedo decir quiénes son".
Para dedicarse al tráfico de personas debe conocer el bajo mundo. “El Negro” tiene apenas dos años como “pollero, pero con un largo historial. “El que anda en esto es baquetón de toda la vida, pero pues ya es el gusto de cada uno, a mí me gusta el desmadre, desde morro he andado de baquetón. Me gusta este trabajo, como me gustaba el anterior, que era la emoción del robo de carros”.
“El Negro” presumió de tener el récord de robar un auto en menos tiempo: 10 segundos y sin llaves. También dijo que en los 5 años que se dedicó a esa actividad, se robó alrededor de 800 carros en Tijuana.
Ahora que se dedica a traficar con personas, “El Negro” se ha propuesto hacer mucho dinero y en un futuro poner un negocio, así como arreglar sus papeles de manera legal para ir de compras a Estados Unidos.“Yo me veo muy ambicioso en este jale, quiero seguir en este negocio, tal vez algún día retirarme, ya cuando haya hecho algo, porque este negocio puede dejar mucho dinero, y posiblemente poner un negocio, porque mira, yo tengo cinco hijos, dos mujeres, y de aquí sale para todos”.
Noviembre/2003
Lo advirtió desde la primera llamada telefónica: “te voy a dar la entrevista, pero sin mi nombre, porque entonces sí me comprometes”.
Estuve de acuerdo. Conseguir un “pollero” que esté dispuesto a contar la forma como operan es difícil. Por eso quedamos de vernos donde él propuso: afuera de Palacio Municipal, un lugar muy transitado en lunes al mediodía.
Pasaron más de 45 minutos de la hora pactada y el “pollero” no aparecía. Dijo que traería una gorra y chamarra color blanca para reconocerlo, pero nadie con ese atuendo estaba ahí.
“Llámale otra vez”, le pedí a mi amigo Said Betanzos, quien fue el enlace para tratar de contactar a un traficante de personas en Tijuana.
- ¿Qué onda, dónde estás?
- En un rato más llego. Nos vemos en los tacos que están en el estacionamiento.
Era una estrategia. “En este negocio no puede uno ser confiado”, nos reveló más tarde. Fuimos al puesto de tacos y ahí estaba el hombre de chamarra blanca y gorra de beisbolista. Gordo, lo suficiente como para que los ocho tacos a vapor que se almorzaba apenas le hicieran cosquillas. Moreno, tanto que por ello su apodo: “El Negro”.
- Hola que tal, ¿tu eres El Negro?.
- Simón. Nada más deja termino de comer y nos vamos.
“¿Quieren?”, nos ofreció de los tacos a vapor que almorzaba.
Para ser pollero hay que ser baquetón y “El Negro” lo es.
Es fácil conseguirlos en Tijuana. Uno puede irse a la llamada Zona Norte, ahí donde la vida nocturna nunca acaba, y preguntar por uno. "Quiero pasar al otro lado" y de volada lo consigues. Pero para entrevistarlo es difícil. Si te ven la cara de reportero ni se te acercan. Hasta corres el riesgo de que te pongan unos trancazos por andar de chismoso.
Le dicen "El Negro" y se dedica al negocio de cruzar personas de manera ilegal a los Estados Unidos por esta frontera. Lo acepta y lo reconoce: "soy un pollero".
El "pollero" fue contactado para una entrevista a través de terceras personas. Se le explicó que intentábamos realizar un trabajo periodístico. Aceptó, pero con la condición de no revelar su nombre.
Varias llamadas telefónicas después puso fecha, lugar y hora. "Nos vemos afuera de Palacio Municipal al mediodía", indicó. Pero no llegó. Otra llamada y propuso otro sitio, un puesto de tacos cercano. De ahí a un restaurante, donde se sentó y estuvo dispuesto a hablar.
Tiene apenas 27 años, pero su rostro refleja más de 35. Robusto, viste chamarra de piel blanca, pantalón Levi's y tenis Nike.
Durante casi una hora de entrevista, contó la forma como operan las bandas dedicadas al tráfico de indocumentados en Tijuana, confirmó la corrupción que hay en el gobierno que les permite trabajar, precisó las ganancias económicas que genera esta actividad, pero no quiso revelar nombres. "Ahí también me comprometes, no puedo decir quiénes son".
Para dedicarse al tráfico de personas debe conocer el bajo mundo. “El Negro” tiene apenas dos años como “pollero, pero con un largo historial. “El que anda en esto es baquetón de toda la vida, pero pues ya es el gusto de cada uno, a mí me gusta el desmadre, desde morro he andado de baquetón. Me gusta este trabajo, como me gustaba el anterior, que era la emoción del robo de carros”.
“El Negro” presumió de tener el récord de robar un auto en menos tiempo: 10 segundos y sin llaves. También dijo que en los 5 años que se dedicó a esa actividad, se robó alrededor de 800 carros en Tijuana.
Ahora que se dedica a traficar con personas, “El Negro” se ha propuesto hacer mucho dinero y en un futuro poner un negocio, así como arreglar sus papeles de manera legal para ir de compras a Estados Unidos.“Yo me veo muy ambicioso en este jale, quiero seguir en este negocio, tal vez algún día retirarme, ya cuando haya hecho algo, porque este negocio puede dejar mucho dinero, y posiblemente poner un negocio, porque mira, yo tengo cinco hijos, dos mujeres, y de aquí sale para todos”.
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