Friday, September 05, 2008

Riendo

Hace poco una compa me comentó: "¡¿Pero cóóómo?!…, si tu te la pasas riendo".
Y hoy me topé con esta cita del cabrón de Nietzsche: "Perhaps I know best why it is man alone who laughs; he alone suffers so deeply that he had to invent laughter".





Constitution City


La recompensa para quien me acompañara al Baja Road Trip era una borrachera y una foto en la entrada a Ciudad Constitución. Como nadie me acompañó, váyanse a la beis. La borrachera me la quedo y en la foto no salen. Directo desde Consti City, El Yorsh y sus 34,999 habitantes porque Fausto "El Panther" Ovalle ya no vive ahí.

Wednesday, September 03, 2008



Sarah me gusta para un Palín y ya.

Sunday, August 31, 2008

La ruta a Altar

Nery Tahuite, migrante guatemalteco, marzo 2008.



ALTAR, Sonora, México.— El 22 de febrero, Neri Tahuite salió de su casa con 100 quetzales (13 dólares) en el bolsillo y la esperanza de llegar a Los Ángeles, California.
Después de ocho días de travesía desde su natal Mixco, en Guatemala, se ha quedado varado en este poblado del desierto sonorense en espera de juntar 1,200 dólares para pagar un coyote.
Su padre, Lucas Vicente Tahuite, hizo lo mismo en 1980. Pero nunca más supieron de él. La pista la perdieron en Tijuana.
"Mi familia estaba triste, no quería que me viniera, porque mi papá se vino hace 28 años y no sabemos nada de él. Me dejó de 7 años. Se vino con la ilusión y el sueño de ver lo mejor para nosotros, pero lamentablemente tres meses después de que salió de la casa hasta ahí nomás supimos que se había quedado en Tijuana. Desde ese entonces ya no sabemos de él".
Refugiado en el Centro Comunitario de Atención al Migrante y Necesitado (CCAMYN), un albergue de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en este pueblo desértico, Neri cuenta su historia como uno de los miles de migrantes que llegan a este lugar convertido en el trampolín del cruce ilegal a Estados Unidos.
Aquí Neri ya lleva más de un mes y todavía no ve para cuándo pueda cruzar. Ha hablado con cuatro coyotes, pero el mínimo es de 1,200 dólares por la pasada. Sabe de los riesgos del desierto, pero considera que es algo que tiene que hacer.
"Dicen que secuestran, que a la familia le piden dinero, de las personas que roban adentro del desierto. Por momentos sí tengo miedo", reconoce, mientras frota las cuentas del rosario que lleva en el cuello. "Lo traigo desde que salí de la casa, allá en Guatemala, vengo rezando como no tienes idea, todo el camino. Considero que Dios ha estado conmigo y no tengo nada de qué quejarme, porque no me ha pasado nada".
Este joven de 34 años de edad cuenta que llegó a Altar subiéndose a los trenes de carga desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
"Te tienes que esconder entre los matorrales afuera de las estaciones, y cuando sale el tren —un tren de carga—, te echas a correr antes de que agarre velocidad, porque los garroteros no dejan entrar a la estación, a menos de que les des dinero".
Un guía que contrató en Guatemala le cobró 3,500 quetzales (unos 460 dólares), pero lo dejó en Veracruz, México.
"Yo no sabía eso, ahí me contactó con otro que me cobraba 2,500 dólares, y pues eso yo no lo podía pagar".
Entonces, Neri se arriesgó a hacerlo por su cuenta. Empezó a acercarse a sus paisanos y a algunos otros centroamericanos.
"Conocí a unos hondureños y salvadoreños que me tendieron mucho la mano, me dieron comida y hasta me pagaron el pasaje [en camión, desde Hermosillo] para llegar aquí, porque yo iba para Sonoyta, porque me habían dicho que yo tenía que llegar allá; me iba a tirar del tren en Santa Ana, porque ahí no para el tren".
El tren de carga, bautizado como "La bestia" por los migrantes, recorre parte de la ruta del golfo de México que muchos centroamericanos hacen en su travesía al norte.
Otra de las rutas, dice Enrique Celaya, codirector del CCAMYN, es la del Pacífico, que es utilizada más por los mexicanos que tienen como destino California.
La vía del golfo es la más corta para los centroamericanos, comenta este activista defensor de los derechos humanos, la cual recorre de Tuxtla Gutiérrez a Coatzacoalcos, Ciudad Victoria y San Luis Potosí, ciudad que se convierte en paso obligado para los migrantes que utilizan esta ruta del ferrocarril.
En San Luis Potosí, dice Celaya, existe una casa albergue que atiende de 200 a 400 centroamericanos diariamente.
De acuerdo con los testimonios de quienes acuden a este refugio de Altar, Celaya señala que actualmente los migrantes están buscando llegar a Nueva York, Florida o a las Carolinas.
"Están buscando más los estados del norte, porque hay menos medidas antiinmigrantes, menos presencia de ‘la migra’, algunos dicen que, si pueden, se van hasta Canadá".
Esos mismos testimonios dan cuenta de los riesgos de esa travesía, desde que se encuentran con miembros de la Mara Salvatrucha que los asaltan, golpean y en ocasiones los asesinan, hasta el abandono en el desierto.
"No conocen el desierto", dice Celaya. "El desierto alcanza temperaturas extremas, desde los cero grados hasta los 50 grados centígrados [122 Fahrenheit]. El agua del galón se les congela, es fácil morir de hipotermia, los testimonios son tristes".
Los migrantes suelen caminar durante la noche y descansar y esconderse de la Patrulla Fronteriza durante el día. Eso les toma de tres a cuatro días llegar al poblado más cercano, donde serán recogidos por otro miembro de la red de polleros.
Pero cuando el coyote los abandona, dice el codirector del CCAMYN, siguen su camino durante el día siguiendo el sol en su intento de llegar a un poblado. Pero eso significa adentrarse más en el desierto.
El mapa de esta zona desértica se tiñe de puntos rojos, la mayoría hacia el oeste.
En el desierto existe una serie de animales venenosos, como el monstruo de Gila, víboras de cascabel, alacranes y arañas viuda negra. Muchos migrantes al descansar suelen hacerlo sobre nidos de esos animales.
Celaya también denuncia que los asaltos, estafas y abusos son comunes en contra de los migrantes, tanto por los bandidos de la frontera como por la misma autoridad policiaca.
La ruta a Altar representa riesgos. El saldo de este cruel desierto lo refleja: 237 muertos durante 2007. Son peligros que miles de migrantes deciden tomar en su travesía al norte, como lo hizo Neri, que un viernes salió de su casa con 100 quetzales en el bolsillo y que sigue varado en Altar.

Nuevo récord

A veces el coraje se suda.
Hoy establecí mi nueva marca en las 3 millas o 4.8 kilómetros: 24.37 minutos.