Así estábamos al medio tiempo.
Y ya ni les cuento como quedamos al final. Nos fuimos a penalties y fallé el gol del triunfo. Chale. Ahí es cuando uno reafirma su condición de mexicano.
Mejor dejo una reflexión sobre los misterios de esta vida que aún siguen sin resolverse: ¿Cómo Piolín puede mantener el equilibrio en su méndigo columpio con esa tremenda cabezota?