Saturday, March 08, 2008

Maratón de Los Ángeles, 2008



Ocho horas, 41 minutos y 54 segundos después, crucé la meta. Una combinación de dolor y alegría humedeció mis ojos. Las piernas ya no respondían. Calambres en los brazos. La niña con alas de ángel que me acompañó en el recorrido ya me había pasado. Intensas punzadas en los huesos, pero había que llegar al final. Las ampollas ya ni las sentía. En la mente se me había quedado grabada la leyenda que en su espalda llevaba otro de los corredores: "Quit is not an option". La frase fue el ritmo adaptado a la canción This is not a love song, de Sex Pistols. Y así llegué. Por puro orgullo. Por la promesa que a mí mismo me hice.

1 comment:

Chilangelina said...

Agarrenlo!! Lleva grillete!!

(Hay rumores de que aplicaste la Madrazolina, carnal...)