Friday, December 29, 2006

Dan cuello a Saddam

Cuando lo detuvieron, en diciembre de 2003, me encontraba bien crudo en un cuarto de hotel de Barranquilla, en Colombia. El infame ring del teléfono hacía que mis dos únicas neuronas se pelearan entre sí.
“Aaghhh… bueno”, contesté con aquella voz de ultratumba que deja la combinación de aguardiente, cerveza, vallenato y butifarras.
Que prendiera la televisión, me decía Zahíde, que habían atrapado al Hussein.
El noticiero de CNN en Español mostraba a Paul Bremer, ese wey que puso el idiota de Bush para que quezque gobernara luego de que según ellos habían ganado la guerra en Irak.
“Ladies and gentlemen, we got him”, se vanagloriaba el pinche Bremer.
La respuesta de los periodistas iraquíes fue un griterío de júbilo y pedían la muerte para Saddam.
Luego la televisión repetía las imágenes de un wey barbón y todo madreado, tipo homeless, al que un médico militar con guantes de plástico espulgaba.
Tres años después, hoy a las 19:05 horas, tiempo de acá, le dieron cuello al hijo de la chingada.

New look


Confieso: estoy medio naco para esto de la formateada del blog. Sin embargo, a pesar de la inmensa hueva que eso me ocasionaba, ya he cambiado el estilacho de la página para que se vea más "náiz". Aprovecho para subir una foto que tomé en el Fan Fest de Hannover, durante el mundial de fútbol Alemania 2006 cuando estaba por jugar México contra Angola, en aquél ridículo y aburrido 0-0, como lo demostraron estos paisas.

Monday, December 25, 2006

Hace tiempo tuve un blog donde escribía pendejada y media. Hoy lo estuve revisando gracias al archive.org e insisto que escribía pendejada y media. Pero era divertido. Podía poner lo que me diera mi chingada gana y no como este que sólo subo las cosas que escribo para el periódico. Así que de vez en cuando voy a continuar con ese ejercicio narcisista. Es bueno soltar de vez en cuando cierta dosis de sarcasmo, ser medio mamón pues. Por eso he decidido incluir aquí las idioteces que se me ocurran.

Frase del año: "Aquí estuvo el Diablo ayer… huele a azufre todavía". Hugo Chávez, presidente de Venezuela.

Friday, November 03, 2006

Entre dos mundos
Octubre/2006

EN LA FRONTERA TIJUANA / SAN YSIDRO.— Las filas de automóviles y sus luces rojas que esta tarde de domingo están varados en espera de cruzar "al otro lado", como en Tijuana le llaman a Estados Unidos, parecen ser parte de ese sistema sanguíneo en el que las venas aún están abiertas en esta esquina de Latinoamérica.
Es esta frontera, en la que ahora mismo hago fila para regresar a Los Ángeles, la más transitada del mundo. A diario, me confirmará más tarde el agente de inmigración, cruzan alrededor de 45 mil vehículos. Por lo pronto, frente a mí hay 320 autos, según el reporte de garitas en la radio.
La tensión de la espera parece convertir a los fronterizos en aguerridos soldados a la defensiva. Nadie quiere ceder el más mínimo espacio en ese campo de batalla entre auto y auto para evitar que se le "cuelen".
Malhumorados, sin voltear a ver a su vecino de carril para evitar que le pidan el favor de meterse a la otra línea porque la de ellos no avanza, y sin el más mínimo grado de cortesía, así se comportan la mayoría de los automovilistas.
Freno-acelerador-freno, es el ejercicio durante esta larga espera. Unas dos horas, se calcula.
El paisaje urbano de la línea divisoria por la garita de San Ysidro está nutrido de ruidos y personajes involuntariamente graciosos, como el vendedor de pupitres infantiles que insiste en la calidad de su producto y que a pesar del regateo del cliente logra salir con una sonrisa y con veinte dólares en el bolsillo. Se persigna. Ya se hizo la cruz. Es la primera venta de la tarde.
Por la ventanilla del auto se asoma el vendedor de churros, los de comer, no los de marihuana. "A 15 pesos jefe", ofrece la bolsa con esas sabrosas formas cilíndricas espolvoreadas de azúcar.
El limpiador de autos también se acerca y promete dejar el carro limpiecito con su franela ennegrecida de tanto uso. Junto a él pasa el vendedor de camisetas de los equipos del fútbol mexicano. Las de Chivas y América, entre las más cotizadas. Y también la verde de la Selección Nacional.
De la camioneta de al lado sale una ruidosa música norteña que hace alusión a traficantes de drogas. Los famosos "narcocorridos". Por fortuna pasa otro vendedor, quien disminuye el sonido del autoestéreo al extender una cobija con la imagen del guerrero azteca.
La desesperación en los rostros de los automovilistas es notoria, y a muchos no les queda más que ponerse a comer, hablar por teléfono, maquillarse o simplemente sacarse los mocos.
El olor que se aproxima es agradable, es el olor de elote cocido que se vende en vasos con chile, limón y sal, y también con queso y crema.
Es difícil decidir entre "elotitos", "bolis", "tostilocos" o "diablito", éste último antojo es nieve de limón bañada con "chamoy", una especie de salsa agridulce.
A pasos lentos camina una mujer de rostro indígena que carga en su rebozo a un chamaco de 2 ó 3 años de edad. Pide unas monedas. Es difícil resistirse a la cara de angustia.
Un policía hace su rondín con cierto enfado, prefiere quedarse bajo un puente en espera de acción, porque aquí son frecuentes las broncas entre los automovilistas, quienes en ocasiones llegan a los golpes porque se les metieron a la brava.
"¡Aguas! ¡Sodas!", grita un joven sentado en una hielera. A su lado pasa un vendedor de guitarras en miniatura y acordeones de juguete, y más adelante está otro comerciante que ofrece alcancías elaboradas de yeso en forma de Piolín y Bart Simpson.
También abundan los jorogos, zarapes o ponchos, que con estampados de Dodgers o Raiders son muy solicitados. Máscaras de luchadores mexicanos, hamacas, artesanías de yeso, piñatas, etc. Esta frontera es un tianguis donde se consigue el último souvenir de la visita: un calendario azteca.
De repente tremendo claxon acompañado del grito de rigor: "Avánzale cab...". Un leve caos de tráfico ha sido provocado porque varios vehículos se han atravesado aprovechando la descompostura de un viejo pick up, pero a los pocos minutos las filas toman de nuevo forma.
Ya se alcanzan a ver las puertas de ingreso a Estados Unidos o de salida de México, como se quiera ver. Ahora es un tipo vestido completamente de blanco el que pide monedas a nombre del Ejército de Salvación (Salvation Army).
"Mexico/USA", se lee en las boyas que marcan la frontera física. Antes de cruzarlas un hombre en silla de ruedas vende mazapanes y chicles para sobrevivir.
Van a cumplirse ya dos horas y el semáforo para pasar a revisión de documentos se pone en verde.
"¿Qué trae de México?", pregunta el agente de inmigración.
No sé cual sería la respuesta correcta. Después de haber repasado, durante la espera de esos 320 autos, gran parte de la cultura popular mexicana, podría decir que de México traigo todo.

Monday, April 24, 2006

El guerrero y la princesa
Abril/2006

Popocatépetl era un guerrero azteca. Apuesto, fuerte y apasionado. Iztlaccíhuatl una bella princesa de piel blanca y hermosos ojos de obsidiana. Él tenía 25 años, ella 16. Estaban enamorados. Sus miradas tiernas y corazones frágiles habían conquistado el destino de un sueño.
En una noche de abril iluminada de estrellas Iztlaccíhuatl y Popocatépetl encontraron la piel y sellaron la promesa de un amor eterno reflejado en el espejo negro de sus almas.
Pero el amor del guerrero y la princesa se convirtió en un sacrificio de sangre, en un sagrado rito espiritual que quedó enterrado y que el fuego evaporó. Y lo elevó en humo. Y entre incendios el beso eterno llegó al cielo.
El padre de Iztlaccíhuatl se oponía a este amor conquistado en magia. Nunca estaría de acuerdo en que la sangre de una princesa se mezclara con el rojo que tiñe las flechas en tiempos de guerra. Por ello el jerarca azteca envió a Popocatépetl a una batalla al Sur, donde el enemigo era cruel y pocas eran las esperanzas de un retorno victorioso. El papá de la princesa le prometió al guerrero que a su regreso le entregaría a su hija en matrimonio.
Pasaron muchas lunas y muchos soles. La sangre se derramaba al Sur. La noticia falsa llegó a Iztlaccíhuatl: que su amado había muerto en batalla. Y entonces un pretendiente, el mismo que daba por muerto a Popocatépetl, la convenció de que se casara con él.
Más lunas y más soles pasaron, la batalla en el Sur fue ganada y el guerrero regresó. Pero la piel de la amada princesa ya era del rufián que la había engañado. Ni la lanza más filosa, ni el puñal más traicionero de los combates pudo causarle más dolor que aquel mal de amor.
Popocatépetl se suicidó. Tomó de su cintura el elegante puñal de piedra que él mismo había moldeado y se lo clavó. Directo al corazón.
Iztlaccíhuatl no tuvo tiempo de explicar, de decirle que no había hombre que los Dioses hubieran creado para llenar su alma como lo hacía él. Corrió hace el cuerpo ya inerte de su amado. Le sacó el puñal manchado en rojo y unió esa sangre a la suya. Directo al corazón.
Los Dioses fueron testigos de aquel amor puro y decidieron convertir a Iztlaccíhuatl y Popocatépetl en enormes montañas, para que siempre estuvieran juntos, para que todos recordaran ese gran amor, el amor convertido en fuego y que sale de sus entrañas. Así cuenta la leyenda.

Wednesday, February 08, 2006

Arnold Schwarzenegger, gobernador de California
Febrero/2006

A Arnorld Schwarzenegger lo conocí hace ocho años. Fue en Rosarito. En la inauguración de los Estudios Cinematográficos Fox, donde se filmó la película Titanic. El entonces aclamado actor había ido a acompañar a su amigo James Cameron, director de esa cinta y de la trilogía Terminator.
En ese entonces Schwarzenegger era frío con la prensa. Se mostraba arrogante, firmaba autógrafos de mala gana y saluda de puro compromiso, sin ver a los ojos.
Ayer que lo entrevisté su rostro era diferente. Amable y sonriente. Apretón de manos como un amigo de toda la vida y dispuesto a hablar con un medio hispano. Todo un político.
El hombre que parece no perder la sonrisa entra a una sala del Ayuntamiento de Huntington Park donde se celebrará una breve entrevista para La Opinión.
Ahí hablará de la necesidad de legalizar la mano de obra de los indocumentados, en lo que parece ser un intento de acercamiento con la comunidad latina con miras a las próximas elecciones donde busca su reelección.
El gobernador Arnold Schwarzenegger se quita el saco como se lo quitan los judiciales mexicanos que están por interrogar al sospechoso. Se le ve fornido y sin remangarse la camisa presume un enorme reloj de oro en la muñeca izquierda que hace juego con el también enorme anillo de piedra azul (¿o verde?). Se sienta, se acomoda, entrelaza los dedos y está dispuesto a dejar en claro que el gobierno federal es el culpable del problema de la inmigración y que debe solucionarlo.
- ¿Qué haría pasa solucionar el problema de la inmigración indocumentada?
"Lo que podemos hacer es poner presión al gobierno federal, que no sólo hablen del problema, sino que tomen acciones y resuelvan el problema, porque creo que todos los problemas que vemos actualmente es porque el gobierno federal no está haciendo su trabajo y eso es una vergüenza".
En abril del año pasado Schwarzenegger respaldó las medidas que estuvieron tomando los miembros del llamado Proyecto Minuteman en la frontera. Culpando desde entonces que el gobierno federal no hacía su trabajo, el Gobernador dijo en aquella ocasión que las fronteras debían ser "aseguradas" para evitar la inmigración ilegal, así como lo estaban haciendo los llamados "cazainmigrantes".
En esta ocasión de nueva cuenta arremetió contra la administración del presidente George W. Bush y aunque aplaudió el discurso del mandatario al presentar su informe sobre el estado de la nación, indicó que se ha fallado en la reforma migratoria.
"Estoy muy optimista y me anima que se haya hablado de solucionar el problema de la inmigración que tenemos aquí, abrir camino y que se empiece el debate sobre el programa de trabajadores huéspedes, cómo lidiar con la gente que está aquí de manera ilegal actualmente, cómo proveer a las compañías las fuerza de trabajo que están buscando y cómo hacerlo de manera legal", dijo con referencia al discurso de un día antes del presidente Bush.
Para Schwarzenegger es necesario que se empiecen a discutir y a debatir todas las iniciativas que existen en materia de reforma migratoria, tanto de los republicanos como de los demócratas.
"Creo que debemos mirar las mejores partes de cada una y armar un buen paquete, es lo que esperaríamos del gobierno federal", comentó teniendo a un lado a Rosario Marín, a quien recién había tomado protesta como nueva integrante de su gabinete en la Agencia de Servicios Estatales y del Consumidor (SCSA).
Y mientras respondía lo anterior, Marín le daba una ayudadita: "Gobernador, pero usted apoya una reforma comprensiva", le indicó la ex Tesorera.
"Así es, una reforma comprensiva (extensa, profunda, exhaustiva) es clave, es algo que debe ser tratada en todos los asuntos, lo importante es no crear un imán para más inmigrantes indocumentados y al mismo tiempo no crear un programa de amnistía".
De acuerdo con el Gobernador, al no atender el problema de la inmigración indocumentada, el gobierno federal ha creado una serie de problemas.
"Es muy importante que el gobierno federal cumpla su responsabilidad y pague, porque tenemos un vacío de entre 750 y 800 millones de dólares cada año por el encarcelamiento de indocumentados, esa clase de situación ha creado el gobierno federal y tiene que pagar por ello".
Por eso insiste en poner presión al gobierno federal para obtener fondos que se requieren en el sistema de salud o en el sistema carcelario.
"Queremos que el gobierno haga lo que se supone que tiene que hacer, hacerlo de manera legal, asegurar las fronteras y crear un sistema que permita un programa de trabajadores temporales", precisó.
El Gobernador no quiso meterse en líos sobre las aportaciones a la economía de los indocumentados, pero reconoció que su mano de obra es requerida.
"No puedo decirte si los trabajadores indocumentados son buenos para la economía, creo que sabemos que son buenos para algunas compañías que los requieren, en los campos agrícolas, en la construcción, en los restaurantes, en cualquier tipo de negocio parece ser que son una gran necesidad, y lo he oído de primera mano, muchos han venido a mi y me lo dicen".
Dijo que ese es el punto: hay gente buscando oportunidades y hay compañías que actualmente necesitan gente para trabajar.
"Creo que debemos enfrentar estas cosas, es un asunto delicado y tal vez hasta sea peligroso hablar de ello, pero tiene que ser tratado, es el trabajo del gobierno federal".
- "¿Cómo debe ser solucionado el problema?"
"Mediante la perspectiva de expertos, debatirlo y encontrar la mejor solución, es lo que tenemos que hacer, el estado de California no es parte de la decisión de este proceso, sólo podemos animar a que se haga algo, como lo hemos hecho a través de las conferencia de gobernadores fronterizos que hemos tenido".
Una de las asistentes del Gobernador indica que el tiempo para la entrevista se ha terminado. Schwarzenegger no pierda la sonrisa, saluda de nuevo con ese fuerte apretón de manos que le han dado miles de libras en el gimnasio.
Y se despide: "Gracias", dice en español con su singular acento. El acento de un hombre inmigrante.